Esta vez ha sido en la
Sucursal 30 de Madrid, en el barrio de Villaverde, donde nuestros compañeros de
Atención al Cliente sufrieron un atraco a punta de navaja la pasada semana. Es más, hay compañeros de la Sucursal que
todavía se están recuperando de la herida psicológica, tal y como
constata la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), tras un
episodio como éste que pone de manifiesto los peligros de trabajar cara al público. Nunca se sabe lo que puede suceder.
Por desgracia, no es la
primera vez y ojalá que fuese la
última. A partir de ahí, siempre
se puede pedir más seguridad, pero no queremos ser oportunistas. Y es difícil
imaginar las sucursales
modernas con mamparas que separen a los empleados de los clientes con la cantidad
de paquetes o de entregas que se manejan en el día a día. Y tampoco es fácil
imaginar a un vigilante de seguridad en cada una de las
2.400 sucursales que hay en toda España. No podemos engañarnos. Los límites
son los que son: la realidad es la que
es.
A partir de ahí, podemos pedir
tranquilidad y ofrecer apoyo psicosocial (csifayuda@csif.es) en el día después.
Recordar que nadie debe asumir
riesgos innecesarios, porque el dinero no es lo importante en medio de esa
tensión. Que se lleven lo que sea y mañana ya
será otro día. Pero todo eso es obvio
y, desde el sindicato, sabemos que lo difícil es estar ahí. Que mantener
la compostura como la mantuvieron los compañeros de la Sucursal 30 de Madrid no es fácil. Y por eso, desde CSIF, nos enorgullecemos de
los compañeros, de su cabeza fría para resolver una
situación tan difícil.
CSIF TARRAGONA
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Apartado de Correos 1335 43070-Tarragona
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