Fuente
: eleconomista
Prevé
firmar en 2020 el primer contrato regulador por 180 millones
Correos
trabaja para diversifica su negocio y lograr la estabilidad
financiera tras años en números rojos. El nuevo presidente de la
compañía estatal, Juan Manuel Serrano, ha impulsado un plan
estratégico con el que busca promover la expansión internacional de
la firma y convertir su red de oficinas en centros de gestión de los
trámites administrativos.
"El
objetivo es facilitar la relación entre los ciudadanos y la
Administración permitiendo que en las oficinas se pueda solicitar y
tramitar la renovación de licencias, como las de pesca o caza, o
realizar la entrega de documentos para, por ejemplo, responder a los
requerimientos de Hacienda sin tener que acudir a la sede ni pedir
cita previa", explican fuentes conocedoras del plan.
Así,
Correos está negociando con el Ministerio de Administraciones
Públicas que dirige Meritxell Batet convertirse un intermediario
oficial de los trámites administrativos aprovechando la capilaridad
de su red de oficinas. Un servicio por el que cobraría una pequeña
tasa, lo que le permitiría mejorar sus ingresos y optimizar sus
activos. Correos ya ha dado los primeros pasos para ser una extensión
de la Administración con la
venta de las etiquetas medioambientales para los coches.
La
Dirección General de Tráfico (DGT) realizó un primer envío de
dichas etiquetas a las direcciones que tenía en su base de datos
pero visto el alto índice de fallo en las entregas, se optó por
encargar a Correos que las vendiera en su red para evitar saturar las
sedes de la DGT. El proyecto fue un éxito y ha ayudado a mejorar los
ingresos de la compañía, que prevé cerrar 2018 con un alza de la
cifra de negocio del 9,4% hasta los casi 1.800 millones. En cuanto a
su relación con la DGT, Correos busca encargarse de más gestiones
del organismo y llegar incluso a renovar el carné de conducir.
Actualmente, algunas aseguradoras como Mutua Madrileña ofrecen el
servicio de gestión del trámite de renovación del permiso,
incluyendo el psicotécnico.
Además
de profundizar en su relación con la Administración Pública,
Correos también está investigando introducir otros servicios de
empresas privadas y consolidarse como un canal de venta para
servicios públicos y privados. La sociedad estatal ya tiene oficinas
piloto en las que vende productos. A su vez, Correos lleva años
apostando por hacerse un hueco en el comercio online más allá del
reparto de paquetes. Así, la sociedad ha convertido su red en puntos
de entrega y devolución de Amazon.
Servicio Postal Universal
Paralelamente
a la diversificación de sus vías de ingresos, Correos trabaja junto
al Ministerio de Fomento para redactar y aprobar cuanto antes el Plan
de Prestación del Servicio Postal Universal. El Gobierno encomendó
en 2010 a la sociedad dicho servicio, que incluye asegurar que hay
correo y buzones en cada pueblo de España, y casi una década
después el contrato regulador, que se incluye dentro del plan, sigue
sin firmarse, lo que ha llevado a la compañía a tener una
financiación muy irregular que ha dependido de los Presupuestos.
Así,
la aportación del Estado para pagar el servicio postal universal,
que no es rentable, no se ha basado en compensar el coste neto del
mismo, sino que ha sido aleatorio. Por ejemplo, en 2016 el Gobierno
pagó 180 millones a Correos por el servicio mientras que en 2017
apenas abonó 59 millones, una situación que llevó a la compañía
a perder 60,7 millones. En 2018, la aportación del Estado para
compensar el SPU ha sido de 120 millones, que se ha elevado a 150
millones en 2019.
Correos
calcula que el coste neto de la prestación del servicio ronda entre
los 130 y los 220 millones de euros, por lo que negocia con el
Ejecutivo un pago de unos 180 millones de euros anuales. Para
asegurar la financiación estable, el grupo tiene que firmar con el
Estado el contrato regulador que se incluye dentro del Plan del
Servicio Postal Universal. La firma de dicho contrato depende de que
la Comisión Europea apruebe la metodología de cálculo del coste
neto de dicho servicio. Fuentes de Correos aseguran que Bruselas
podría aprobar la metodología a lo largo del primer trimestre de
2019, permitiendo firmar el contrato de cara a 2020. Y es que, una
vez consiga el dictamen positivo de la CE, el sistema tiene que ser
analizado por la CNMC y el consejo superior postal. La compañía
dice que con esa financiación saldría de pérdidas, que en 2018
superarán los 170 millones por el déficit de financiación y la
devolución al Estado de 134 millones impuesta por Bruselas, que
consideró la financiación del servicio ayudas de Estado.
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