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martes, 8 de octubre de 2013

EL CARTERO MULTIFUNCIÓN. LOS COMPAÑEROS DEL CORREO BELGA


defensa



Los empleados del servicio postal belga aprovecharán cada visita a los
domicilios para realizar otros trabajos, como leer contadores o vender
seguros.
La de cartero es una de las primeras profesiones en la creciente lista de las afectadas por la expansión de internet. A falta de cartas, los responsables de los servicios de correos están buscando nuevas misiones para los repartidores con tal de mantener su rentabilidad. En Bélgica, desde la entrada en vigor de la directiva europea sobre liberalización de los servicios postales, temen incluso que empresas privadas o los correos estatales de sus grandes países vecinos, como Francia y Alemania, puedan acabar por hacer desaparecer el suyo. ¿Solución? Buscar nuevas misiones para los carteros, aprovechando que todavía son unos de los escasos profesionales que visitan personalmente a los clientes a domicilio.
La primera propuesta es tan evidente que parece mentira que no se hubiera puesto antes en práctica: la lectura de contadores, una actividad que, dadas los laberínticos métodos que se utilizan para ello en este país, les viene que ni pintada. De hecho, todavía son, junto con los policías, los únicos que tienen derecho a acceder legalmente a las partes comunes de los edificios de apartamentos (en su caso, solo en horas de trabajo). Pero también las compañías de seguros se han interesado en estos posibles colaboradores para que en lugar de limitarse a entregar las pólizas puedan ofrecer otros servicios o inspeccionar los daños en caso de reclamaciones.
En los años 80, en Bélgica había 60.000 carteros; hoy ya son solamente 30.000, y se calcula que dentro de un lustro serán apenas 20.000. Sin embargo, el ritmo de la disminución del número de envíos postales es aún más rápido que el de los efectivos, por lo que los sindicatos insisten en que la productividad de los menguantes efectivos no ha dejado de aumentar. «Si además hay que añadir nuevas tareas, es posible que a medio plazo el trabajo sea humanamente insostenible para los carteros».
De momento, en Bélgica la reducción de funcionarios del servicio de correos no se ha centrado solamente en los encargados de reparto. Hace dos años se cerraron la mitad de las oficinas del país y a cambio se han abierto mostradores en algunos supermercados, donde los usuarios pueden comprar sellos o enviar cartas y paquetes certificados. En las oficinas de correos que quedan se están instalando máquinas que sirven para pesar las cartas e imprimir el franqueo correspondiente, después de cobrar a una tarjeta de crédito, sin necesidad de utilizar ni los clásicos sellos ni los funcionarios de correos en la ventanilla.
Es decir, que puede que los carteros vuelvan a llamar dos veces, pero será para cosas distintas a repartir el correo o tal vez haciéndolo de forma diferente. La misma tecnología que está arrumbando esta mítica profesión podría acabar sirviendo para encontrar nuevas fórmulas de transmitir documentos certificados de forma aún más rápida y segura, como dijo el comisario europeo de Mercado Interior, «gracias a las nuevas posibilidades tecnológicas». Quién sabe si los viejos carteros tendrán que cambiar la pesada bolsa por una tableta y un escáner con impresora para ofrecer viajes de vacaciones o ropa de catálogo a los que todavía reciban cartas, que seguramente serán del banco.

AHORA ES EL MOMENTO DE LOS 
SINDICATOS PROFESIONALES E 
INDEPENDENTES.

  CSIF, TÚ SINDICATO

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